Alimentación y tiroides

La glándula tiroidea produce, almacena y libera las hormonas tiroideas que tienen un papel fundamental en el crecimiento, la reproducción y la formación de glóbulos rojos. Regula el metabolismo, la frecuencia cardiaca y la temperatura corporal dentro de sus funciones.

 

Uno de los componentes clave que determinan el funcionamiento tiroideo es la genética. No obstante, sigue existiendo un amplio porcentaje de variabilidad que queda determinado por los factores ambientales, como pueden ser: el tipo de dieta, el consumo de alcohol, exposición a contaminantes, el ejercicio… Pero ¿Cómo afectan estos en tus hormonas tiroideas?

Sustancias tóxicas como el tabaco, provoca una alteración endógena de los niveles de hormonas tiroideas debido a un desajuste hormonal por una disminución de los niveles de TSH, así como un aumento de hormonas T3 y T4. Un consumo elevado de alcohol actúa en nuestro organismo como una sustancia tóxica. De hecho, se ha visto que el alcohol tiene un efecto perjudicial sobre las células tiroideas, pudiendo conllevar un descenso del volumen tiroideo y por ende un desajuste hormonal.

Otro de los factores que pueden modificar la función tiroidea es el peso; en concreto el IMC (que a su vez se relaciona con otros como la dieta o el ejercicio). La mayoría de los estudios han asociado un aumento de los niveles TSH en personas con IMC más alto. De hecho, no es sorprendente descubrir que existe una relación entre el peso y las hormonas tiroideas, ya que por lo general se ha visto que personas con hipertiroidismo suelen padecer pérdida de peso, mientras que el hipotiroidismo suele estar relacionado con el aumento de peso.

 

Uno de los factores clave en el correcto funcionamiento de las hormonas tiroideas es la alimentación. La dieta juega un papel clave en la formación y transporte de las hormonas tiroideas, ya que uno de sus componentes principales, el yodo, lo obtenemos a través de la alimentación (en alimentos de procedencia natural como pescados y mariscos, o en elementos ricos en él, como la sal yodada). En cualquier caso, su obtención a través de la dieta es indispensable y debe tenerse en cuenta si se quiere mantener una buena salud hormonal.

 

¿Cómo influye la alimentación en la tiroides?

 

Hay numerosos estudios que demuestran como la alimentación puede influir en una tiroides sana, así como diferentes estrategias de nutrición que pueden ser muy favorables en la evolución de las principales enfermedades tiroideas.

 

El tipo de alimentación que llevemos puede influir en el funcionamiento de nuestras hormonas tiroideas, por lo que es importante seguir una dieta equilibrada y nutritiva para mantenerla saludable. Aquí te enseñamos algunos consejos de alimentación para tener una tiroides saludable:

 

  • Consumir suficiente yodo. El yodo es un mineral imprescindible para la producción de hormonas tiroideas. Las personas que no consumen suficiente yodo en su dieta pueden tener una tiroides poco activa. Los alimentos ricos en yodo incluyen pescado, algas marinas, productos lácteos y sal yodada. Es importante no exceder la cantidad recomendada de yodo, ya que un exceso puede ser perjudicial para la tiroides. Si tienes deficiencia de yodo, sería interesante que tu médico que recomendase un suplemento de yodo.

 

  • Asegurarse de tener suficiente selenio. El selenio es un mineral que es importante para la producción y la regulación de las hormonas tiroideas. Algunos alimentos ricos en selenio son el pescado, los mariscos, las nueces de Brasil y las semillas de girasol. Es importante no exceder la cantidad recomendada de selenio, ya que un exceso también puede ser perjudicial para la tiroides.
  • Evitar alimentos que interfieren con la absorción de yodo. Algunos alimentos pueden alterar la absorción de yodo por la tiroides. Estos son algunos como el repollo, la coliflor, el brócoli, los nabos, los rábanos y la mostaza. No se trata de evitar estos alimentos por completo, sino de consumirlos con moderación y en combinación con otros alimentos ricos en yodo. Sobre todo, si tienes hipotiroidismo o enfermedad de Hashimoto, es posible que desees limitar su consumo.
  • Evitar la deficiencia de hierro. La deficiencia de hierro puede afectar la producción de hormonas tiroideas. Los alimentos ricos en hierro incluyen la carne roja, el repollo, el pescado, los frijoles y las lentejas.
  • Consume alimentos ricos en zinc. El zinc también es importante para la función tiroidea saludable. Alimentos ricos en zinc incluyen carne roja, nueces, semillas y mariscos.
  • Evita el exceso de soja. La soja contiene isoflavonas que pueden interferir con la función tiroidea en personas con hipotiroidismo o tiroditis de Hashimoto. Si tienes una tiroides saludable, no hay necesidad de evitar este alimento, pero si tienes una condición tiroidea, es posible que quieras limitar su consumo.
  • Hidratación. El agua representa más del 60% de nuestro peso corporal A menos que tenga una afección que requiera limitar la ingesta de líquidos, como insuficiencia cardíaca o renal, concéntrese en beber mucha agua
  • Consumir suficientes grasas saludables. Las grasas saludables son importantes para la producción y la regulación de las hormonas tiroideas. Algunas fuentes de grasas saludables incluyen el aceite de oliva, los aguacates, los frutos secos y las semillas.
  • Mantén una dieta equilibrada: Una dieta equilibrada y saludable, que incluya una variedad de alimentos frescos, enteros y nutritivos, puede ayudar a apoyar una tiroides saludable y el metabolismo general.

 

 

Opciones de dietas para el hipotiroidismo

Actualmente podemos encontrar multitud de dietas posibles para tratar el hipotiroidismo, el objetivo es encontrar la perfecta para cada persona. Entre las más habituales destacamos las siguientes:

  • Dieta elemental. Destinada a personas con problemas digestivos graves, como la enfermedad de Crohn o trastornos alimentarios. Esta dieta implica eliminar alimentos sólidos para permitir que el tracto digestivo descanse.
  • Dieta del síndrome intestinal y psicológico (GAPS). Se trata de un enfoque terapéutico que se centra en la salud intestinal y su relación con la salud mental. Consiste en una dieta específica que tiene como objetivo restaurar la integridad de la barrera intestinal y mejorar la salud general del cuerpo.
  • Dieta sin gluten. Una dieta libre de gluten se recomienda para personas con enfermedad celíaca, esta puede ser más común en personas con hipertiroidismo.
  • Dieta paleo. Esta dieta basada en los patrones alimenticios de nuestros ancestros del Paleolítico. Se enfoca en el consumo de alimentos naturales, no procesados y que se pueden cazar o recolectar.
  • Dieta cetogénica. Se trata de una dieta baja en carbohidratos, moderada en proteínas y alta en grasas saludables. El objetico es que el cuerpo queme grasas en lugar de carbohidratos para obtener energía.
  • Dieta de protocolo autoinmune (AIP) Es un enfoque basado en alimentos para reducir la inflamación creada por trastornos autoinmunes. Se trata de una dieta de eliminación con una progresiva reintroducción lenta para descartar la reactividad.
  • Dieta de eliminación. Consiste en eliminar cualquier alimento que contribuya a la intolerancia, sensibilidad o alergia.

Es importante recordar que la alimentación es solo uno de los factores que pueden afectar la salud de la tiroides. Si sospechas que tienes un problema de tiroides, es importante analizar estos parámetros hormonales para seguir un tratamiento recomendado por un profesional de salud.

 

 

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